De a pie , noticias Miércoles, 15 agosto 2018

¿Qué hay detrás de los clasistas y matones que no saben estacionarse en San Isidro?

Escribe: Vanessa Avendaño

Los medios reportan que Yosbels Luis Carlos Ramos Cabrejos humilló y golpeó en más de una ocasión a Manuel Carbajulca y Juan Carlos Puente, personal de Tránsito y de Seguridad Ciudadana de la Municipalidad de San Isidro, porque no le dejan estacionarse donde está prohibido (?)

“Te voy a sacar la mierda, y el sueldo basura que te pagan no te va a alcanzar para curarte”.

En Peruanos de a pie, más de una vez (1, 2, 3, 4 y 5) hemos escrito en este Útero sobre el problema, y esta no será la excepción. Aquí te explicamos por qué se trata de violencia clasista en primer lugar:

Solo el 15 % de la población (la de mayores ingresos) posee un auto en la ciudad.

Sin embargo, muy pocos están dispuestos a pagar por estacionarse, ni en la calle, ni en las cocheras privadas, ni en los estacionamientos subterráneos concesionados.

Ahora te contamos por qué se trata de un problema de movilidiad:

Los viajes en auto privado son ineficientes, la mayoría de veces quien conduce viaja solo/a. De esta manera, se utiliza espacio público y combustible fósil que podría servir para mejores fines.

Justo nos cae a pelo la portada de PUBLIMETRO de ayer:

Imaginemos que una familia de Yosbels tiene 6 autos pero no tiene 6 cocheras en casa, o imaginemos que Yosbels llega a su trabajo en su camioneta pero no hay estacionamiento para él.  ¿De quién es el espacio público?

Si los municipios empezasen a hacer de la calle un gran parqueo gratuito, se agudiza el problema, hace que la ciudad colapse. Al aumentar la oferta de estacionamientos, se aumenta la demanda de viajes en auto, lo que genera mayor congestión, contaminación y accidentes. Muchos piensan, equivocadamente, que utilizar un auto es un derecho y no un privilegio.

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Crédito: La Banqueta se Respeta

Entonces, hay que tener presente que movilizarse en un auto implica tener un estacionamiento en el punto de partida (por ejemplo, nuestra casa), así como en el punto de destino (por ejemplo, el trabajo). Así, si los viajes en auto exceden la capacidad de estacionamientos, se empieza a utilizar el espacio público de manera agresiva, sin compensar a la ciudad por el uso exclusivo que se le da. Fijémonos en el rechazo de pagar por estacionamiento o en este último caso, como el de Yosbels donde se recurre a la violencia física y verbal. Es hora de cambiar.

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